
Indigestión
La indigestión es un término impreciso que utilizan las personas para referirse a síntomas diferentes. Aquí el término se utiliza para referirse a una amplia variedad de problemas del tracto gastrointestinal, como dispepsia, náuseas y vómitos, regurgitación, la sensación de tener un bulto en la garganta (sensación de globo) y el mal aliento (halitosis).
Dispepsia
La dispepsia es un dolor o un malestar en la parte alta del abdomen o en el pecho, que a menudo se describe como tener gases, sensación de estar lleno, o como un dolor corrosivo o urgente (quemazón).
La dispepsia tiene muchas causas. Algunas son trastornos importantes como úlceras de estómago, úlceras duodenales, inflamación del estómago (gastritis) y cáncer gástrico. La ansiedad puede causar dispepsia (posiblemente porque una persona ansiosa tiende a suspirar o a inspirar y tragar aire, lo que puede causar distensión gástrica o intestinal así como flatulencia y meteorismo). La ansiedad también puede incrementar la percepción de sensaciones desagradables por parte de la persona, hasta el punto de que la menor incomodidad se vuelve muy estresante.
La bacteria Helicobacter pylori puede causar inflamación y úlceras de estómago y duodeno, pero no está claro si puede causar dispepsia moderada en las personas que no tienen úlceras.
Síntomas y diagnóstico
El dolor o el malestar en la parte superior del abdomen o en el pecho puede acompañarse de eructos y ruidos abdominales aumentados (borborigmos). Para algunas personas, la ingesta de alimentos empeora el dolor, para otras lo alivia. Otros síntomas incluyen pérdida de apetito, náuseas, estreñimiento, diarrea y flatulencias.
A menudo el tratamiento se inicia sin análisis previos. Cuando éstos se realizan, no consiguen identificar ninguna anormalidad en el 50 por ciento de los casos de dispepsia. Incluso cuando se encuentran anomalías, a menudo no explican todos los síntomas.
Sin embargo, como la dispepsia puede ser un aviso temprano de una enfermedad grave, en ciertos casos se realizan estos análisis. Se realizan pruebas en los pacientes cuya dispepsia se prolonga más allá de unas semanas, no responde al tratamiento o se acompaña de pérdida de peso u otros síntomas poco habituales. Las pruebas de laboratorio generalmente incluyen un recuento completo de glóbulos rojos y un análisis de sangre en heces. Los estudios radiológicos del esófago, estómago o intestino delgado utilizando bario pueden ser realizados si el paciente tiene problemas para tragar o presenta vómitos, pérdida de peso o si sufre dolores que se agravan o alivian al ingerir alimentos. Puede usarse un endoscopio (un tubo de visualización de fibra óptica) para examinar el interior del esófago, estómago o intestino y obtener una muestra del revestimiento gástrico mediante una biopsia. Luego esta muestra se examina al microscopio para ver si está infectada por Helicobacter pylori. Otros estudios, que son útiles en ocasiones, son los que miden las contracciones del esófago o la respuesta de éste al ácido.
Tratamiento
Si no se encuentra una causa subyacente, el médico trata los síntomas. Durante un corto período de tiempo puede probarse la administración de un antiácido o de un bloqueante de los receptores H2 como la cimetidina, la ranitidina o la famotidina. Si la persona presenta infección por Helicobacter pylori en la mucosa del estómago, el médico prescribe generalmente subsalicilato de bismuto y un antibiótico como la amoxicilina o el metronidazol.
Náuseas y vómitos
La náusea es una sensación desagradable en el abdomen que a menudo concluye con el vómito. El vómito es la expulsión violenta del contenido del estómago a través de la boca.
Las náuseas y los vómitos son causados por la activación del centro del vómito en el cerebro. El vómito es una de las formas más llamativas de eliminar el organismo las sustancias nocivas. Puede ser causado por la ingesta de alimento, por haber tragado una sustancia irritante o tóxica, o por la ingestión de alimentos en mal estado.
Algunas personas sufren náuseas y pueden vomitar debido a los movimientos de un barco, un coche o un avión. Los vómitos pueden ocurrir durante el embarazo, particularmente en las primeras semanas y sobre todo por las mañanas, pudiendo ser intensos. Muchos fármacos, incluso los anticancerosos (quimioterapia) y los analgésicos opiáceos, como la morfina, pueden provocar náuseas y vómitos. La obstrucción mecánica del intestino provoca finalmente la expulsión (vómito) de los alimentos y líquidos detenidos por encima de la obstrucción. También pueden causar vómitos una irritación o una inflamación del estómago, del intestino o de la vesícula biliar.
Los problemas psicológicos también pueden causar náuseas y vómitos (vómitos psicógenos). Tales vómitos pueden ser intencionados (por ejemplo, una persona con bulimia vomita para perder peso). O pueden ser no intencionados (una respuesta condicionada involuntaria, para obtener un beneficio, como evitar ir a la escuela). Los vómitos psicógenos también pueden ser el resultado de una situación amenazante o desagradable que causa ansiedad. En algunos casos, los factores psicológicos que causan vómitos dependen del trasfondo cultural de la persona. Por ejemplo, en algunos países la mayoría de la gente encontraría repulsivo comer hormigas recubiertas de chocolate, pero en otras partes del mundo se considera una exquisitez. El vómito puede ser una expresión de hostilidad; por ejemplo, cuando un niño vomita durante una rabieta. O puede ser causado por un intenso conflicto psicológico; por ejemplo, una mujer que quiere tener hijos puede vomitar cuando se acerca el aniversario de su histerectomía (extirpación quirúrgica del útero) o en el día exacto de la misma.
Síntomas, diagnóstico y tratamiento
Antes del comienzo de los vómitos, suelen ocurrir vómitos secos (arcadas) y una considerable salivación. Aunque durante los vómitos la persona generalmente no se siente bien, a su término a la sensación es de alivio.
Para identificar la causa, el médico interroga a la persona acerca de otros síntomas. Después, realiza pruebas sencillas como un recuento completo de células sanguíneas y un análisis de orina, para finalmente solicitar análisis de sangre más completos y estudios radiológicos y ecográficos de la vesícula biliar, el páncreas, el estómago o el intestino.
Si se encuentra una causa orgánica de los vómitos, se inicia el tratamiento. Si el problema tiene una base psicológica, el tratamiento simplemente puede consistir en tranquilizar al paciente o en prescribirle medicación. Pueden necesitarse visitas regulares para ayudar a resolver temas complejos. Para suprimir las náuseas se prescriben fármacos antieméticos.
Regurgitación
La regurgitación es la expulsión de alimentos desde el esófago o el estómago sin náuseas ni contracciones musculares violentas.
A menudo, la regurgitación es causada por el ácido proveniente del estómago (reflujo de ácido). La regurgitación también puede originarse por un estrechamiento (estenosis) u obstrucción del esófago. La obstrucción puede ser consecuencia de varias causas, como un cáncer de esófago; también puede ser producto de una incoordinación del control nervioso del esófago y de su esfínter en la entrada del estómago (esfínter esofágico inferior).
La regurgitación que no tiene una causa orgánica se denomina rumiación. Este tipo de regurgitación es frecuente en los lactantes, pero raro en los adultos. La rumiación en los adultos ocurre sobre todo en quienes padecen trastornos emocionales, especialmente durante períodos de estrés.
Síntomas, diagnóstico y tratamiento
El ácido proveniente del estómago causa regurgitación de material con sabor agrio o amargo. Un esófago estrecho u obstruido provoca la regurgitación de un líquido sin sabor que contiene moco o alimentos sin digerir.
En la rumiación, las personas regurgitan pequeñas cantidades de alimentos del estómago, generalmente entre 15 y 30 minutos después de comer. Habitualmente mastican el material de nuevo y lo vuelven a tragar. Este problema no se acompaña de náuseas, dolor ni dificultad al tragar.
El médico busca una causa orgánica que justifique la regurgitación. El reflujo de ácido se diagnostica mediante estudios de radiología, mediciones de la presión y de la acidez en el esófago, y con otras pruebas. El diagnóstico de estrechamiento u obstrucción del esófago requiere radiografías o un examen con un endoscopio (un tubo de visión de fibra óptica).
El tratamiento de una estrechez o una obstrucción del esófago depende de la causa. Si no se encuentra una causa orgánica, pueden ser útiles los fármacos metoclopramida o cisaprida, que estimulan la contracción normal. También pueden proporcionar alivio las terapias de relajación y de autorregulación.
Sensación de globo
La sensación de globo (anteriormente llamado globo histérico) es la sensación de tener un bulto en la garganta cuando en realidad no existe.
La sensación puede ser consecuencia de una sensibilidad o de una actividad muscular anormal del esófago. También puede ocurrir si se deglute con demasiada frecuencia y con la desecación de la garganta ocasionada por la ansiedad, otras emociones fuertes o la respiración rápida.
La sensación de globo puede hacer que la persona no quiera comer. Pero este trastorno (que es similar a la sensación normal de sofoco que en ocasiones se desencadena por aprensión, ansiedad, rabia, orgullo o felicidad) a menudo se alivia comiendo, bebiendo o llorando.
Diagnóstico y tratamiento
Para identificar la causa de esta sensación, el médico se basa en preguntas y en una exploración física. Puede pedir un recuento completo de células sanguíneas, una radiografía de tórax, una radiografía con bario del esófago (un tránsito de bario) y mediciones de la presión en el esófago. Se establece el diagnóstico de sensación de globo si los síntomas son típicos, si no se encuentra ninguna anormalidad física y si hay un manifiesto estrés social o psicológico.
La tranquilidad, en el sentido de que no existe ningún trastorno orgánico grave, puede proporcionar alivio. No existen medicamentos específicos que mejoren la sensación de globo, pero pueden ayudar los fármacos ansiolíticos o antidepresivos. Si el problema es la ansiedad, la depresión o algún estado de tipo psicosocial, debe tratarse de un modo específico, posiblemente con la ayuda de un psiquiatra o de un psicólogo.

Halitosis
La halitosis (mal aliento) es el olor desagradable del aliento.
Generalmente, el mal aliento es causado por ciertas comidas o sustancias que se han ingerido o inhalado, por una enfermedad dental o de las encías, o por la fermentación de partículas de alimento en la boca. El mal aliento puede ser un síntoma de ciertas enfermedades que afectan a todo el organismo, como una enfermedad del hígado, la diabetes mal controlada o una enfermedad de los pulmones o de la boca.
El mal aliento generalmente no se debe a problemas intestinales. Dado que el esfínter esofágico en la entrada del estómago (esfínter esofágico inferior) está cerrado permanentemente, excepto durante la deglución, no pueden subir los olores del estómago o de más abajo del sistema digestivo. Sin embargo, un tumor del esófago o del estómago puede causar la regurgitación de un líquido de sabor nauseabundo o de gas maloliente hacia la boca.
La halitosis psicógena es la creencia de que uno tiene mal aliento cuando de hecho no es así. Este problema puede ocurrir en personas que tienden a exagerar las sensaciones normales del cuerpo. A veces la halitosis psicógena es causada por un trastorno mental grave, como la esquizofrenia. Una persona con pensamientos obsesivos puede tener una sensación desbordante de sentirse sucia. Una persona paranoide puede tener el delirio de que sus órganos se están pudriendo. Ambas pueden creer que tienen mal aliento.
Tratamiento
Las causas orgánicas pueden ser corregidas o extirpadas. Por ejemplo, las personas pueden dejar de comer ajo o mejorar su higiene dental. Hay muchos colutorios (enjuagues) para la boca y aerosoles disponibles; uno de sus mejores ingredientes activos es la clorofila. Otro remedio es la ingesta de carbón activado, que absorbe los olores.
Algunas personas con halitosis psicógena pueden verse aliviadas si un médico les asegura que no tienen mal aliento. Si el problema continúa, estas personan se pueden tranquilizar acudiendo a un psicoterapeuta.
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